Mi lámina |
Al empezar, un extraño presentimiento me invade.
Pienso que no va a quedar bien, porque el negro es oscuro y lo pondría todo
oscuro. Aparto a un lado esos pensamientos y activo el chip
“entusiasta-optimista”: en fin, a ver qué sale, démosle una oportunidad.
Recuerdo las palabras que me dijo mi madre por teléfono el día anterior: “¡Uy!,
el negro lo ensucia todo, usa poquito”. Creo que de esa misma frase nació mi
temor y a la vez el paso hacia delante, a ver qué sale.
Por supuesto, seguí el consejo….usa poquito.
¡Jamás hubiera imaginado que amarillo con negro pudiera salir un verde!,
pensaba que eso era con el azul… Entonces comprendí el porqué combinan la ropa
a veces de ciertas maneras (interesante descubrimiento).
Siempre se ha dicho que el blanco y el negro son
opuestos…tengo ganas de probar si se puede restaurar un color poniendo de
cada…me parece raro, porque la suma es gris…. Y esa vuelta al blanco me hizo
recordar una cosa: de pequeña, no usaba magenta como color base, usaba rojo.
Rojo con blanco para el rosa, rojo con amarillo para el naranja, rojo y azul
para el morado… “¡Mi libro estaba mal!, o la imprenta imprimía raro”. En fin,
una siempre puede cambiar sus esquemas y modificar sus conocimientos previos.
También me ha hecho pensar en esa aplicación de
algunos programas de fotos que te sacan el negativo, el color opuesto. De
hecho, creo que con el ordenador en un Word se puede hacer cuando escribes de
un color y luego seleccionas esa parte del texto…Tengo que hacer una pequeña prueba ahora.
Pues no….pero lo he visto en algún lugar. Aquí en el blog se me vuelven al señalarlas todas azules...
Hoy, no sé porqué, bueno, sospecho el porqué, me
cuesta más extender la pintura para darle homogeneidad a la “masa” colorácea.
Creo que se han secado un pelín de abrirlas dos días antes. Decido entonces
añadirle un pelín de agua y…. ¡Funciona!.
Es curioso que cada vez sigo un orden de empezar
diferente (si se puede llamar orden). Esta vez he hecho primero los alrededores.
(Ya la he liado). En fin, el interior a “mano alzada” ha sido interesante.
Tengo más pulso del que creía, pero cansa un poco. Bueno, de todo se aprende.
Además, los grandes pintores pintan en lienzos casi verticales y lo hacen a esa
“mano alzada” que yo digo. Es una manera de consolarme, claro, pero funciona.
Al terminar, vuelvo a mostrar mi creación al pobre
Vicent (qué santa paciencia tiene), ¡y le gusta!, dice que de momento, de las
de témpera, la que más… Bueno, cada uno tiene sus gustos. Yo no sabría
decantarme por ninguna. Cada cual tiene su encanto. Es como cuando un
progenitor no puede (o no debe) elegir entre sus hijos…;P
De cara a la siguiente…la cosa asusta un poco
(creo que esos “sustillos” deben ser el pequeño reto que te ha de suponer
alguna actividad para que resulte motivante y significativa, empiezo a
acostumbrarme a la sensación, que ya era hora, y a ver que luego lo puedo
resolver, obtener éxito…¡y eso motiva aún más!).
Lo dicho, lista para la
última.
¡Hasta pronto!
Felisa
(Ya sé, si contáis, son más de 35...)
¡Hasta pronto!
Felisa
(Ya sé, si contáis, son más de 35...)
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