lunes, 4 de febrero de 2013

35 de Cyan, Magenta y amarillo + Negro

Mi lámina


Al empezar, un extraño presentimiento me invade. Pienso que no va a quedar bien, porque el negro es oscuro y lo pondría todo oscuro. Aparto a un lado esos pensamientos y activo el chip “entusiasta-optimista”: en fin, a ver qué sale, démosle una oportunidad. Recuerdo las palabras que me dijo mi madre por teléfono el día anterior: “¡Uy!, el negro lo ensucia todo, usa poquito”. Creo que de esa misma frase nació mi temor y a la vez el paso hacia delante, a ver qué sale.

Por supuesto, seguí el consejo….usa poquito. ¡Jamás hubiera imaginado que amarillo con negro pudiera salir un verde!, pensaba que eso era con el azul… Entonces comprendí el porqué combinan la ropa a veces de ciertas maneras (interesante descubrimiento). 

Siempre se ha dicho que el blanco y el negro son opuestos…tengo ganas de probar si se puede restaurar un color poniendo de cada…me parece raro, porque la suma es gris…. Y esa vuelta al blanco me hizo recordar una cosa: de pequeña, no usaba magenta como color base, usaba rojo. Rojo con blanco para el rosa, rojo con amarillo para el naranja, rojo y azul para el morado… “¡Mi libro estaba mal!, o la imprenta imprimía raro”. En fin, una siempre puede cambiar sus esquemas y modificar sus conocimientos previos. 

También me ha hecho pensar en esa aplicación de algunos programas de fotos que te sacan el negativo, el color opuesto. De hecho, creo que con el ordenador en un Word se puede hacer cuando escribes de un color y luego seleccionas esa parte del texto…Tengo que hacer una pequeña prueba ahora. Pues no….pero lo he visto en algún lugar. Aquí en el blog se me vuelven al señalarlas todas azules...

Hoy, no sé porqué, bueno, sospecho el porqué, me cuesta más extender la pintura para darle homogeneidad a la “masa” colorácea. Creo que se han secado un pelín de abrirlas dos días antes. Decido entonces añadirle un pelín de agua y…. ¡Funciona!.

Es curioso que cada vez sigo un orden de empezar diferente (si se puede llamar orden). Esta vez he hecho primero los alrededores. (Ya la he liado). En fin, el interior a “mano alzada” ha sido interesante. Tengo más pulso del que creía, pero cansa un poco. Bueno, de todo se aprende. Además, los grandes pintores pintan en lienzos casi verticales y lo hacen a esa “mano alzada” que yo digo. Es una manera de consolarme, claro, pero funciona.

Al terminar, vuelvo a mostrar mi creación al pobre Vicent (qué santa paciencia tiene), ¡y le gusta!, dice que de momento, de las de témpera, la que más… Bueno, cada uno tiene sus gustos. Yo no sabría decantarme por ninguna. Cada cual tiene su encanto. Es como cuando un progenitor no puede (o no debe) elegir entre sus hijos…;P

De cara a la siguiente…la cosa asusta un poco (creo que esos “sustillos” deben ser el pequeño reto que te ha de suponer alguna actividad para que resulte motivante y significativa, empiezo a acostumbrarme a la sensación, que ya era hora, y a ver que luego lo puedo resolver, obtener éxito…¡y eso motiva aún más!). 

Lo dicho, lista para la última.

¡Hasta pronto!

Felisa

(Ya sé, si contáis, son más de 35...)

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