Tinta y pincel; sangre que fluye, pensamientos que brotan. |
Comenzamos con un nuevo material: la tinta china.
La propuesta
es interesante, y todo un reto. Decir tengo, que lo que es la realización de la
lámina es un momento, pero que su elaboración empieza en el momento en que
sabes que es la siguiente y ya comienzas a pensar en posibles candidatos de
material. Entonces te sientes hurraca, y cualquier cosa puede ser un gran
tesoro: comienza la búsqueda… Eso te hace estar alerta, la atención puesta en
cualquier objeto que pueda servir (luego habrá que probarlo, claro…, pero, mientras tanto, imaginas cual puede ser la huella que deje de tinta impregnada.
Y llegó la hora, preparo la zona de trabajo y despliego mi ejército de
objetos, los cuento y….¡vaya! no son tantos, así que me acuerdo de mi costurero
y lo cojo. Dentro hay un montón de materiales distintos. Recuerdo que a veces,
antes de estas láminas, ya solía hacer de hurraca acumulando pequeños tesoros
“por si acaso algún día los necesita, nunca se sabe”. Hay trozos de muchos
materiales: las cintillas que vienen en las camisetas para colgarlas y que
siempre acabas cortando porque se salen cuando te las pones y además las
camisetas viven dobladas en el cajón, trocitos de cinturilla elástica de haber
hecho apaños, una trozo de cinta de raso, trocitos cortados sobrantes de
polipiel de cuando hice un experimento y le puse “tapa” a un capazo (cosa que
me costó una aguja rota…),… cuántos recuerdos. Y es en ese momento que te das
cuenta de que eres una pequeña hurraquilla …,¡menos mal!.
Ahora toca "guarrear"
hojas para comprobar qué huella dejan, si suelta mucha tinta, … ¡Todo un
trabajo de investigación!, he de admitir que me gusta. Además, conforme voy
probando materiales, termino de entender el significado de la lámina. Siento
“¡ahora lo pillo!, ya sé a qué se refería la profesora con lo de la huella, la
textura”. Es en esos momentos de conexión neuronal cuando notas que entras una
pequeña corriente de aire en tus pulmones y casi casi ves esa bombilla que se
enciende en la cabeza, creo que por eso, por esa sensación, se dibujó por primera
vez, quien quiera que fuera, la bombillita (obviamente tuvo que ser tras
inventar la bombilla… no sé antes con qué lo representarían…). Como siempre,
noto la mezcla de entusiasmo por ver el resultado y el miedo o inseguridad a
que no salga bien (que suele aumentar cuando te acercas a la finalización de la
lámina). Bien, lo primero, dividir la lámina: bien, bien, trabajo de ingeniería
(jeje). Se sopesan las posibilidades: doblar la hoja…no; doblar otra hoja y
marcar….no, escuadra y cartabón…..tampoco, no tengo ya; ¡ah! El otro día Vicent
compró una regla larga, ¡menos mal!, ¡el destino! (yuju). Muy concentrada y
profesional tomo medidas, divido, marco en varias zonas (porque no hay escuadra
y/o cartabón…) y trazo las líneas. “Bien, bien” pienso, esto va bien…. Llegó la
hora de hacer pruebas. Ahora me siento científica, hasta he diseccionado un
tapón de corcho. Me planteo ahora cómo hacer llegar la tinta al material (suena
bobo, de hecho, me siento monologuista ahora mismo, pero todo eso pasó por mi cabeza…).
- "Veamos, si vuelco el bote, la lío. Supongo que el pincel que nos dijo que
comprásemos es para algo… Bien, sólo hay que pensar un poco….pincel entra en
tintero, pincel va a material… “EEEeeecccKKK” error, pincel lleva mucha tinta y
empapa material, con lo que la huella de textura pasa a convertirse en
manchurrón. Vaaale, fácil, misma operación pero trozo de papel higiénico
escurre pincel y pincel impregna material… ¡Sí señor!, ahora sí" (toda un as…es
por eso que comprendí lo de la textura, que se encendió la bombilla). El
transcurso del desarrollo de la lámina sigue así, haciendo pruebas y
seleccionando los mejores candidatos de material para obtener dos texturas de
cada uno. Primero ingeniera, delineante, luego científica y ahora,
seleccionando candidatos tras un casting (sólo me falta hablarles a los
materiales…pero no, mi cordura se mantiene). Cuando decido cuales y los paso a
la lámina en limpio, la tensión aumenta; no puedo liarla como de costumbre,
esta es la buena, la que tiene que quedar en limpio (de nuevo recuerdo mis
clases del instituto de dibujo técnico, cuando en los exámenes y láminas a
entregar siempre me quitaban un poco de nota por no hacerlo pulcro). Bueno,
intentaré que quede lo más limpito posible. A veces pasa que en la prueba sale
mejor que en el momento estelar, pasa con los conciertos, con las actuaciones
de teatro, con los discursos, con las competiciones,…y a veces pasa lo
contrario. Dicen son cosas del directo… Conforme voy rellenando cuadritos,
aumenta ese miedo a “liarla”, a manchar de más,…La verdad es que esa sensación
no me gusta demasiado, hace disminuir las sensaciones placenteras de la
actividad en sí. Es como cuando un niño juega a su manera, o cuando le dicen
que no puede ensuciar, o desordenar,…, entonces la diversión pierde un poco de
fuerza (no desaparece…pero no es lo mismo).
Al terminar la lámina, varias sensaciones destacaría. Por un lado, un
“yuju”, la terminé, saqué 8 materiales y a cada uno dos huellas. Por otro lado
sale “la criticona” (en el libro “mujeres que corren con los lobos”, de Klarissa Pinkola, asignan un
mismo tú con un papel para tus distintos caracteres de tu psique) que dice:
“bueno…este podría haber salido mejor, este otro tal,….”. ¡Aguafiestas!.
Solución, la ignoramos un poquito y nos centramos (yo y mis “yos” positivas en
los aspectos buenos). Y no, no se me fue la cabeza, quizás nunca estuvo…
Mi 1ª lámina con la tinta china |
Próximo destino: lámina de un material con 16 texturas. ¡A investigar!
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